Ciencias de la salud     

Artículo de revisión

 

Trastornos de la conducta alimentaria en población infantil durante la pandemia de COVID-19

 

Eating disorders in children during the COVID-19 pandemic

 

Perturbações alimentares em crianças durante a pandemia da COVID-19

 

Cecilia Alejandra García-Ríos I

cecilia.garcia@espoch.edu.ec

https://orcid.org/0000-0001-5179-0303

 

Valeria Estefanía García-Ríos II

valegarcia.0205@yahoo.es

https://orcid.org/0000-0002-5722-5759

 

 

Correspondencia: juandiego.rodriguez1@est.ucacue.edu.ec

 

*Recibido: 28 de mayo de 2021 *Aceptado: 20 de junio de 2021 * Publicado: 05 de julio de 2021

 

       I.            Médica Cirujana, Especialista en Pediatría, Magíster en Seguridad Industrial Mención Prevención de Riesgos y Salud Ocupacional, Docente Investigador de la Facultad de Salud Pública, Escuela Superior Politécnica de Chimborazo, Riobamba, Ecuador.

    II.            Médica General, Máster en Gestión de la Seguridad Clínica del Paciente y Calidad de la Atención Sanitaria, Patronato Provincial de Chimborazo, Riobamba, Ecuador.

 

 

 

 

 

 

 

 

Resumen

La pandemia del coronavirus (COVID-19) ha afectado de múltiples maneras a la humanidad. En el caso de la población infantil el aislamiento social impuesto ha podido afectar el estilo de vida y de esta manera profundizar los trastornos alimentarios en una población vulnerable. La presente investigación da a conocer aquellos estudios realizados en torno a los niños y los trastornos alimentarios provocados en torno a la pandemia. A través de una revisión bibliográfica se determina la documentación relevante desarrollada por investigadores alrededor del mundo, quienes comparten sus guías y hallazgos estudiados a partir de diciembre de 2019.  Como resultado se obtiene que algunos países a través de sus médicos, sanitarios y personal investigador de salud han desarrollado guías y procedimientos para tratar a esta población. Asimismo, se describen los factores y consecuencias que han incidido en los niños durante la pandemia.

Palabras clave: Pandemia; COVID- 19; población infantil; trastornos alimentarios.

 

Abstract

The coronavirus pandemic (COVID-19) has affected humanity in multiple ways. In the case of children, the social isolation imposed on them may have affected their lifestyles and thus deepened eating disorders in a vulnerable population. The present research reports on studies on children and eating disorders caused by the pandemic. Through a literature review, the relevant documentation developed by researchers around the world is determined, who share their guidelines and findings studied as of December 2019.  As a result, some countries have developed guidelines and procedures to treat this population through their doctors, health workers and health researchers. It also describes the factors and consequences that have affected children during the pandemic.

Keywords: Pandemic; COVID-19; children; eating disorders.

 

Resumo

A pandemia do coronavírus (COVID-19) tem afectado a humanidade de múltiplas formas. No caso das crianças, o isolamento social que lhes foi imposto pode ter afectado o seu estilo de vida e, consequentemente, aprofundado os distúrbios alimentares de uma população vulnerável. A presente investigação relata estudos sobre crianças e distúrbios alimentares causados pela pandemia. Através de uma revisão bibliográfica, é determinada a documentação relevante desenvolvida por investigadores de todo o mundo, que partilham as suas directrizes e descobertas estudadas a partir de Dezembro de 2019.  Como resultado, alguns países desenvolveram directrizes e procedimentos para tratar esta população através dos seus médicos, profissionais de saúde e investigadores na área da saúde. Também descreve os factores e as consequências que afectaram as crianças durante a pandemia.

Palavras-chave: Pandemia; COVID-19; crianças; distúrbios alimentares.

 

Introducción

La actual pandemia ha provocado un enorme impacto en la población mundial, afectando negativamente en la salud física y psicológica de las personas que se han visto obligadas a sufrir un confinamiento y otras restricciones. Además, han lidiado con el cambio de hábitos en sus rutinas y el estrés de ser contagiados. Para las personas con desórdenes psiquiátricos las reacciones emocionales fueron más agudas y sus niveles de depresión y ansiedad también aumentaron debido a la información en las redes sociales y a las noticias diarias sobre la propagación de la pandemia y el número de muertes (Brown, et al., 2021).  Por su parte, los grupos vulnerables como niños y adolescentes que padecen problemas alimentarios se enfrentaron a un desafío mayor. Algunos estudios señalan que el número de niños ingresados en los hospitales debido a enfermedades graves como la anorexia nerviosa aumentó durante la COVID-19 (Spettigue, et al., 2021).

Rantala, Luoto, Krama, y Krams (2019) señalan que los trastornos alimentarios son hábitos anormales que están relacionados con la ingesta de alimentos y con conductas asociadas a ello. Por su parte, Striegel-Moore y Bulik (2007) revelan que los eventos estresantes son la causa principal del desarrollo de los síntomas de los trastornos alimentarios. Los acontecimientos pueden estar relacionados con el disfrute personal o con el estrés ante amenazas externas. Al encontrarse en una situación difícil, los niños responderán abandonando la ingesta dietética (Yaffa, et al., 2021).

La pandemia provocada por SARS Cov2, es una amenaza externa que cambió los hábitos alimentarios, durante un tiempo no se pudo acceder a cierto tipo de comida debido al cierre de establecimientos (Haddad, Zakhour, Haddad, Al Hachach, y Salameh, 2020). Los alimentos precocidos y comida procesada no fueron totalmente accesibles y la primera opción fue la comida casera. Fernández-Aranda, et al., (2020) escribe que muchos niños con sensibilidad en el gusto, no podían digerir la comida casera, lo que provocó una creciente desmotivación respecto a la ingesta de alimentos y posteriormente anorexia nerviosa que derivó en hospitalizaciones y en muerte de niños y adolescentes.

Los estrictos cierres han suscitado preocupaciones en relación con los mercados y el acceso a ciertos productos deseados que se utilizaban en la vida rutinaria. Los pacientes con anorexia que se enfrentan a trastornos pueden querer comer algo específico o sentir que no pueden comer nada por las dificultades de acceso. La privacidad, una parte básica de la condición clínica de estos niños y jóvenes, fue igualmente restringida (Fernández-Aranda, et al., 2020).

Los jóvenes pueden estar especialmente indefensos frente a los impactos negativos de la pandemia y ser susceptibles a la creación de problemas dietéticos durante el COVID-19. El personal involucrado en la atención de adolescentes y jóvenes deberían ser sensibles a estos peligros y examinar a los pacientes en busca de signos e indicaciones de un problema dietético." (Schlegl, Maier, Meule, y Voderholzer, 2020)

Actualmente, se han desarrollado algunos estudios relacionados con protocolos de actuación, recomendaciones y perspectivas para el tratamiento de niños y adolescentes que tienen trastornos alimentarios durante la pandemia del COVID 19. Dichos estudios aún no pueden ser concluyentes en la población con trastornos de la alimentación, sin embargo, hay algunas características preocupantes y pruebas que sugieren que existirán secuelas cognitivas y psiquiátricas adversas con efectos duraderos en las personas de riesgo (Touyz et al., 2020).

Con estos antecedentes, este artículo tiene como objetivo presentar un acercamiento a los trastornos alimentarios en la población infantil durante la pandemia, basándose en una revisión bibliográfica y considerar los factores y recomendaciones desarrolladas por los diferentes expertos.

 

Metodología

Según Flick (2015), la metodología de la investigación es un procedimiento para recoger, reunir y analizar los datos de diversas fuentes de forma adecuada. Para esta investigación se recopiló datos de fuentes primarias y secundarias. En este sentido, Ørngreen y Levinsen (2017) han indicado que los datos primarios incluyen información de primera mano que se recoge a través de entrevistas, grupos de discusión, observaciones, cuestionarios y encuestas. Por su parte, la recopilación de datos secundarios es la selección de datos de recursos ya presentes como libros, artículos de revistas, informes de empresas, sitios web oficiales y artículos de noticias (Flick, 2015). La recopilación de datos secundarios requiere un enfoque profundo para seleccionar la bibliografía pertinente.

Para el presente trabajo de investigación, se ha optado por una revisión bibliográfica de datos secundarios, que se enfoca en reportes de casos publicados durante el último año en revistas académicas a través del buscador “Google scholar” utilizando palabras clave en español e inglés y de documentos que sean de acceso abierto. Otra interrogante que se busca dilucidar en esta investigación corresponde a los efectos identificables en la población de nuestro estudio.

 

Desarrollo

Para Solmi et al. (2021) en el último año, los servicios de trastornos alimentarios para niños y adolescentes del Servicio Nacional de Salud del Reino Unido han visto cómo se duplicaba el número de derivaciones e ingresos hospitalarios tanto urgentes como rutinarios y aunque al principio estos servicios lograron cumplir con los tiempos de espera recomendados, las listas de espera han empezado a crecer en los diferentes centros médicos. Entre las causas que describen los autores se encuentra el aislamiento social, la inseguridad alimentaria, las presiones para hacer ejercicio, perder peso, el cambio de rutina y las interrupciones en el acceso a los servicios clínicos presenciales, entre otros factores provocados por el escenario social de la situación actual.

En Reino Unido, la pandemia ha puesto de manifiesto la separación que existe entre los problemas de obesidad y los trastornos alimentarios.  A lo largo del año pasado, los mensajes de salud pública han hecho hincapié en los peligros que supone el exceso de peso para agravar el riesgo en caso de contraer COVID-19.  En el momento álgido del encierro, sólo se permitía a la gente salir de casa para hacer actividad física, por motivos de salud y laborales debidamente justificados. De tal modo, que ejercitarse se convirtió una de las pocas libertades que quedaban, subrayando su importancia relativa, y su virtud, para los niños y los jóvenes.  Junto a estos mensajes, la nueva estrategia contra la obesidad del gobierno incluía la adición de información sobre las calorías en los menús de los establecimientos de comida y el uso de aplicaciones para apoyar y hacer un seguimiento de la pérdida de peso (Department of Health and Social Care, 2020). Médicos, investigadores y activistas especializados en trastornos alimentarios han demostrado en repetidas ocasiones que estas estrategias son ineficaces para la pérdida de peso a largo plazo en los jóvenes y que, de hecho, agravan las conductas de los trastornos alimentarios en aquellos con enfermedades establecidas y aumentan el riesgo de que se desarrollen trastornos alimentarios en la población general (Solmi et al., 2021).

Por su parte, Couturier et al. (2021) en su artículo The COVID-19 pandemic and eatingdisorders in children, adolescents, andemerging adults: virtual carerecommendations from the Canadianconsensus panel during COVID-19 andbeyond, elaboraron unas guías prácticas canadienses para el tratamiento virtual de niños, adolescentes y adultos emergentes con trastornos alimentarios. Quienes mediante una revisión bibliográfica realizan importantes recomendaciones para la atención virtual en estos tiempos, pero recalcan que la atención presencial debe ser la prioridad en medida de lo posible (Couturier et al., 2021).

Siguiendo esta línea, Graell et al. (2020) en su estudio realizado durante la etapa de apogeo del COVID-19 (y del confinamiento) en Madrid, algunos pabellones psiquiátricos para niños y adolescentes de los hospitales públicos se cerraron o se reconvirtieron para atender a otras poblaciones de pacientes, mientras que la atención psiquiátrica de toda la Comunidad de Madrid se trasladó a otras instituciones.

 En estas circunstancias, su unidad de urgencias actuó como centro de referencia de la sanidad pública para 900.000 menores y pudieron concluir que haber implementado de manera rápida un programa combinado de teleterapia permitió continuar con tratamiento ambulatorio y así gestionar de manera adecuada los síntomas alimentarios psicopatología general producida durante este tiempo excepcional. Además, que su programa de atención hospitalaria, aunque adaptado, debe mantenerse, ya que la necesidad de hospitalización de los niños y adolescentes con desórdenes alimentarios no disminuye con el internamiento.

En la experiencia de un hospital pediátrico en Singapur, se redujo las consultas externas debido a la movilidad del personal debido a la crisis sanitaria y al uso del espacio clínico. El uso de la telemedicina se instituyó para casos cuidadosamente determinados y bajo las consideraciones apropiadas, por ejemplo: Cuando el paciente y la familia estén dispuestos a utilizar la telemedicina, cuando el paciente tenga un peso estable o un progreso consistente. Cuando los padres estén dispuestos a medir el peso del paciente. En caso de ausencia de problemas de seguridad y con la ausencia de problemas de estabilidad médica como bradicardia o hipotensión. En el caso de la institución, la misma debía poseer una plataforma de telemedicina confidencial y segura. Aclarar los gastos financieros de la telemedicina. Elaborar un formulario de consentimiento del paciente para la telemedicina. Entre otros, que se describen en la Figura 1 (Davis et al., 2020).

 


Figura 1: Consideraciones para el uso de la telemedicina en pacientes con trastornos alimentarios en el ámbito ambulatorio

Fuente: (Davis et al., 2020)

 

En Italia, uno de los países mas devastados por la pandemia se realizó un estudio sobre la percepción de los padres de efectos en sus hijos seis meses después del brote pandémico y se obtuvo que:

todos los cambios de estado de ánimo, tanto en los padres como en los hijos, se asociaron con una modificación en el consumo de alimentos de los niños, ya sea mayor o menor; los cambios de estado de ánimo en los niños se asociaron principalmente con el aumento de peso, pero también con la pérdida de peso (Dondi et al., 2020).

Con respecto a los estudios anteriores y otros similares, coinciden en que el ciclo rutinario de los niños se vio perturbado al no poder acceder a deportes y actividades, llevándolos principalmente a aumentar el estrés y la ansiedad. Igualmente, los niños no eran conscientes de los riesgos relacionados con la falta de ingesta alimentaria, ya que la rutina no permitía a la mayoría de ellos tener una dieta completa.

Igualmente, se ha indicado el aumento de la hospitalización debido a los trastornos alimentarios en varias regiones del mundo. También los estudios han sugerido que los niños no fueron capaces de una adaptación saludable más bien, aumentaron el tiempo de dedicación al uso de la televisión y otros dispositivos electrónicos.

Así también, los factores de estrés relacionados con la pérdida de libertad estaban reduciendo la intención de los usuarios de mantener un enfoque en sus necesidades dietéticas. Las comidas caseras, en muchos casos no eran parte de su rutina y no tener acceso a la comida rápida a la cual estaban acostumbrados, causó muchos cambios alimenticios, añadido a su desinterés por lo que comían durante el encierro. Para los padres, mantener las necesidades de ingesta de los niños fue un punto difícil con el que lidiar, de tal modo que los resultados muestran un mayor grado de malestar y tristeza entre los niños y los jóvenes a causa del COVID-19.

Por tanto, una situación nunca antes vista tuvo que ser sobrellevada por los niños y adolescentes, incluyendo la falta de acceso libre a la comida rápida, la ausencia de descanso, el agravamiento en el tiempo de descanso, el aumento de peso corporal, el tiempo de pantalla ampliado, y la ausencia de ejercicios físicos. Estos factores los llevaban a la intranquilidad e inestabilidad emocional, ya que no podían cambiar su nueva rutina diaria forzada y en cambio su ansiedad iba en aumento.

 

Conclusiones

Los resultados de los estudios analizados muestran que los niños se enfrentaron a múltiples problemas durante la pandemia provocada por el COVID-19 que influyeron directamente en su salud mental. Las restricciones impuestas por los gobiernos, provocaron un acceso reducido de las personas a los alimentos. Por ejemplo, al principio los negocios de alimentos estaban restringidos, y adaptarse a comer a diario en algunos casos provocó los primeros inconvenientes.

 Asimismo, se observa cómo la falta de movilidad y de actividades físicas y al aire libre redujo su intención de comer y de consumir alimentos sanos.

Por otra parte, el tiempo de pantalla se incrementó, y los niños fueron más propensos a adaptarse a pasar más tiempo dentro de casa, esto iba en contra de su naturaleza, debido a que a que los niños disfrutan del aire libre.

Los factores de estrés también se vieron afectados, incluyendo el sueño nocturno, ya que se identificó un comportamiento de cambio en el tiempo de sueño.

 En relación con la obesidad de los niños, la pandemia se considera un factor que incidió en el cambio de los hábitos dietéticos.

 La alteración de la rutina también se consideró una causa que pudo afectar la actitud de los niños hacia la comida y la alimentación. Su rutina se alteró completamente debido al cierre de las escuelas y a la falta de otras actividades como el deporte, lo cual derivó en el aumento de la obesidad entre los niños y adolescentes.

Otro factor de incidencia fue el aumento del nivel de estrés debido a la reducción de la movilidad y las actividades al aire libre.

De nuestra parte se recomienda, que los padres diseñen actividades para aumentar la movilidad interior de los niños. El tiempo escolar, el tiempo de estudio y los juegos también deben gestionarse en esta situación.

En cuanto a la alteración del tiempo de sueño; se recomienda establecer un horario nocturno adecuado ya que puede ayudar a minimizar los trastornos alimentarios. Los padres pueden proporcionar a los niños un horario para motivarlos en diferentes momentos para preocuparse por su salud.

El estudio tiene implicaciones futuras, ya que los lectores pueden entender el cambio de comportamiento de los niños en caso de cualquier pandemia. También se pueden controlar los niveles de estrés y ansiedad de los niños para que adquieran hábitos alimentarios adecuados. Un horario de pantalla adecuado también puede ayudar a reducir los problemas de alimentación. La planificación creada para los niños y los deportes de interior efectivos pueden ayudar a implementar actividades, y puede repercutir en la reducción de la obesidad entre los niños.

 

Referencias

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