Ciencias de la Educación

Artículo de investigación

 

Representaciones sociales sobre el Envejecimiento y la atención del Adulto Mayor. Perspectivas desde la UNEFM

 

Social representations on Aging and careof the Elderly. Perspectives from UNEFM

 

Representações sociais sobre envelhecimento e cuidados dos idosos. Perspectivas do UNEFM

 

 

Maika Esther Bravo-Rondón I

maikabravo72@gmail.com

http://orcid.org/0000-0002-5322-0854

 

Tibisay Milene Lamus de Rodríguez II

lamus747@hotmail.com

http://orcid.org/0000-0002-2677-7059

 

 

 

*Recibido: 26 de enero de 2020 *Aceptado: 17 de febrero de 2020 * Publicado: 25 de marzo de 2020

 

             Magíster Scientiarum en Docencia para Educación Superior, Licenciada en Gerontología, Docente de la Universidad Nacional Experimental “Francisco de Miranda, Venezuela.

II             Doctora en Ciencias Pedagógicas, Especialista en Filología Hispánica y Suficiencia Investigadora, Licenciada en Educación Mención Lengua y Literatura, Docente de la Universidad Nacional Experimental “Francisco de Miranda, Venezuela.

 

 

 

Resumen

Este ensayo presenta un recorrido esencial sobre el estado del arte en torno a las representaciones sociales referidas al proceso de envejecimiento y su relación con las formas de atención gerontológica integral, ofrecida por los profesionales de la Gerontología. Todo ello tomando en cuenta que, desde tiempos inmemoriales se han descrito ambos fenómenos haciendo énfasis en las declinaciones funcionales propias de los seres humanos, ubicados en este grupo etario, lo cual se configura en una caracterización generalmente estereotipada, que se ha instaurado en el imaginario social, convirtiéndose en una representación social prejuiciada, edadista que ha permeando las formas de ofrecer atención integral gerontológica a este grupo poblacional. Desde el punto de vista teórico, las autoras se sustentan en los aportes de Anzola y colaboradores, (1994), Langarica (1985), Moscovicci (1979), entre otros. En el caso del presente trabajo, se pudiese considerar que existe una cultura gerontológica en la que los profesionales de la gerontología de la Universidad Nacional Experimental “Francisco de Miranda” comparten significados referentes a la atención que debe ser ofrecida. Esta cultura es asimilada y reproducida por éstos en sus prácticas profesionales de atención gerontológica.

Palabras claves: Envejecimiento; representaciones sociales; atención; adulto mayor; UNEFM.

 

Abstract

This essay presents an essential journey on the state of the art around the social representations referred to the aging process and its relationship with the forms of comprehensive gerontological care, offered by Gerontology professionals. All this taking into account that, since time immemorial both phenomena have been described emphasizing the functional declines of human beings, located in this age group, which is configured in a generally stereotyped characterization, which has been established in the imaginary social, becoming a prejudiced, age-old social representation that has permeated the ways of offering comprehensive gerontological care to this population group. From the theoretical point of view, the authors are based on the contributions of Anzola and collaborators, (1994), Langarica (1985), Moscovicci (1979), among others. In the case of the present work, it could be considered that there is a gerontological culture in which the professionals of the gerontology of the National Experimental University "Francisco de Miranda" share meanings concerning the care that should be offered. This culture is assimilated and reproduced by them in their professional practices of gerontological care.

Keywords: Aging; social representations; attention; elderly; UNEFM.

 

Resumo

Este ensaio apresenta um percurso essencial sobre o estado da arte em torno das representações sociais referentes ao processo de envelhecimento e sua relação com as formas de assistência gerontológica integral oferecidas pelos profissionais de Gerontologia. Tudo isso levando em consideração que, desde tempos imemoriais, os dois fenômenos foram descritos enfatizando os declínios funcionais dos seres humanos, localizados nessa faixa etária, que se configura em uma caracterização geralmente estereotipada, estabelecida no imaginário social, tornando-se uma representação social envelhecida e preconceituosa que permeou as formas de oferecer um cuidado gerontológico abrangente a esse grupo populacional. Do ponto de vista teórico, os autores baseiam-se nas contribuições de Anzola e colaboradores (1994), Langarica (1985), Moscovicci (1979), entre outros. No caso do presente trabalho, pode-se considerar que existe uma cultura gerontológica na qual os profissionais de gerontologia da Universidade Experimental Nacional "Francisco de Miranda" compartilham significados sobre os cuidados que devem ser oferecidos. Essa cultura é assimilada e reproduzida por eles em suas práticas profissionais de cuidado gerontológico.

Palavras chaves: Envelhecimento; representações sociais; atenção; idosos; UNEFM.

 

Introducción 

Uno de los aspectos que actualmente interesa a los Estados es el fenómeno de envejecimiento demográfico que ocurre cuando se registra un aumento considerable en la proporción de las personas de 60 años y más por encima de la población total. Este fenómeno que inicialmente había sido experimentado por los países más desarrollados está convirtiéndose en un suceso general presente prácticamente en todo el mundo. Este hecho ha sido el resultado del éxito en las políticas de salud, sociales y educativas que han incidido en las mejoras de las condiciones de vida de la población, favoreciendo por tanto, el incremento de la esperanza de vida al nacer, la disminución progresiva de las tasas de natalidad y mortalidad, factores éstos que incrementan de forma relativa la proporción de personas mayores.

Puede afirmarse entonces que, el envejecimiento demográfico ha de concebirse como un éxito para los Estados y para la población, pero al mismo tiempo, como un reto para las naciones al tener que garantizar a los adultos mayores que progresivamente van incrementándose en  número, -por un lado-, el buen estado de salud asociada a la capacidad funcional, su participación, su seguridad  y- por el otro-, planificar políticas que permitan que  más personas lleguen a la etapa de la vejez en forma saludable y activos.

Este fenómeno ha sido de preocupación a nivel mundial a tal punto que, en la Asamblea Mundial del Envejecimiento convocada por las Naciones Unidas en el año 1992, se instó a los autores de las políticas públicas a tomar en consideración que desde los años 60 la población mundial ha ido perdiendo sus características de población joven e hizo hincapié en que los adultos mayores y el proceso de envejecimiento individual y poblacional constituían preocupaciones internacionales como lo eran los niños y el desarrollo nacional. En respuesta a ese interés la misma organización designó el período entre 1975-2025 como la era del envejecimiento, período en el cual se han realizado avances en materia de instrumentos internacionales que favorezcan una vejez saludable y activa a nivel individual; así como se han realizado recomendaciones para que puedan propiciarse las oportunidades para que más personas puedan alcanzar esta etapa de la vida, sea respetada su dignidad, participación y seguridad en todos los entornos.

En el caso de Latinoamérica y el Caribe esta realidad no difiere puesto que los países de la región se han encaminado hacia etapas más avanzadas de la transición demográfica de forma paulatina pero ineludible. Esto implica que:

De acuerdo con esta dinámica, la proporción de personas mayores de 60 años dentro de la población total se cuadruplicará entre 2000 y 2050, de modo que uno de cada cuatro latinoamericanos y caribeños será una persona mayor en el 2050 CELADE(2009:57).

Este incremento progresivo de la población mayor ocasionará efectos de naturaleza  multidimensional, desde las propias biografías de las personas, sus necesidades, el rol de la familia; así como las demandas de la población hacia el Estado en las esferas educacionales, económicas, sociales, medioambientales, recreativas  y sobre todo sanitarias, puesto que el envejecimiento demográfico viene acompañado con un cambio significativo de los patrones epidemiológicos para lo cual los profesionales de la salud deberán estar preparados a atender.

 

Desde esta última  perspectiva, las transformaciones relacionadas con el incremento de las proporciones absolutas o relativas de personas mayores en América Latina, traerá consigo el aumento en la incidencia de las enfermedades crónico-degenerativas y la persistencia de algunas enfermedades de tipo transmisibles, características de los países en transición (CELADE:2006); en virtud que se ha comprobado una asociación entre la etapa de la vejez y la presencia de enfermedades como hipertensión arterial, diabetes, osteoartritis, entre otras, las cuales son el resultado de estilos de vida inadecuados instaurados desde edades tempranas. La complejidad de esta dinámica indica la necesidad de invertir tanto en las mejoras de los recursos tecnológicos y de infraestructura disponibles para tratar este tipo de enfermedades, como en la capacitación constante de los profesionales de la salud para atender una realidad altamente demandante de atención desde las acciones de prevención, el diagnóstico oportuno, la curación, hasta la capacitación para el trabajo multi e interdisciplinario.

En el orden de las ideas anteriores, se tiene que  Venezuela está experimentando este mismo proceso de envejecimiento poblacional contando para el año 2018 con un porcentaje de personas de 60 años y más  cercano al 10%  y con una esperanza de vida de 77,18 para las mujeres  y de 71,22 años para los hombres, según las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE:2011) encontrándose, según un informe presentado por el  Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) - División de Población de la CEPAL-CELADE por lo que se halla entre uno de los primeros países que, junto con la Guayana Francesa, Costa Rica, Colombia presenta  el mayor incremento  de población adulta mayor de la región, con tasas superiores al 4%, ubicándose entre el grupo de quince países de Latinoamérica que se encuentran en una transición moderada hacia un envejecimiento poblacional.

Ahora bien, las ideas anteriormente planteadas describen la situación demográfica Latinoamericana y venezolana de forma general; sin embargo como se ha señalado, el envejecimiento poblacional es la expresión  de un proceso que experimentan los seres humanos, es por ello que así como envejecen las regiones, ciudades, los pueblos, en esa misma medida envejecen los individuos. El envejecimiento entonces es y seguirá siendo uno de los temas de mayor preocupación por parte de los seres humanos, debido a las numerosas implicaciones biológicas, psicológicas y sociales que entraña a nivel individual y aquellos aspectos que como grupo poblacional en su totalidad deben ser tomadas en cuenta al formar parte de un país.

Científicamente es ampliamente estudiado y difundido que desde el mismo momento de la fecundación, el cigoto (formado a partir de las células sexuales femeninas y masculinas) comienza a experimentar una serie de transformaciones extraordinariamente especializadas y sincronizadas que lo llevarán a ser un individuo dotado con órganos y sistemas acoplados para desempeñar funciones y desplegar capacidades que ningún potro ser vivo puede realizar. Al nacer, como todo ser vivo, durante su ciclo de vida continuaran las transformaciones hasta llegar el día de su muerte. A todo este proceso que comienza desde el nacimiento y termina con el fallecimiento se le llama envejecimiento.

Para Anzola (1994):

El envejecimiento es un fenómeno natural que se refiere a los cambios que ocurren a través del ciclo vital, resultando en diferencias generacionales. Este fenómeno natural consiste en un proceso gradual, de cambios biológicos, psicológicos y sociales que ocurren a través del tiempo. (P. 34)

De lo anterior puede inferirse que el envejecimiento no es un proceso sólo marcado por cambios a nivel fisiológico, los cambios físicos van acompañados de las vivencias y experiencias surgidas a lo largo de la vida. La actitud y comportamiento de la persona frente a estos cambios se verán influenciados por las circunstancias familiares, sociales y económicas que rodean a la persona y como parte de ellas, dependerá también de las ideas, esquemas mentales, representaciones sociales que la sociedad maneje sobre el proceso y particularmente sobre la etapa de la vejez .

Todo lo antes planteado, es el marco de esta investigación de nivel doctoral, cuyo propósito general es realizar un constructo teórico sobre la Atención Gerontológica Integral desde la cosmovisión de los actores en los espacios laborales y socio-educativos del estado Falcón involucrados desde el punto de vista profesional en el tema; es por ello que se persigue, como parte de la indagación científica, desarrollar el estado del arte sobre el tema en estudio y que se presenta en este ensayo. Es importante señalar que las investigadoras consideran que el proceso mismo de atención  integral gerontológica es multidimensional, característica que lo hace complejo y dentro de esa complejidad, se entreteje un proceso denso que es el eje sobre el cual  gira el proceso mismo de atención, y que hace referencia al sistema de símbolos y significados que se comunican sobre el envejecer y la etapa de la vejez, los cuales se convierten en representaciones sociales que marcan evidentemente, desde la propia imagen que tiene la persona mayor de sí misma, hasta el espíritu de las políticas de atención diseñadas por parte el Estado venezolano.

Todo lo planteado anteriormente señala la necesidad de realizar una investigación  que, partiendo del Paradigma Introspectivo vivencial y orientada por el método que ofrece la Teoría Fundamentada (Strauss y Corbin: 2002) devele los significados que tienen en los actores sociales pertenecientes al Sistema Local de Salud Coro la atención integral, cómo es desarrollada, cuál es el método empleado y las estrategias empleadas; así como las condiciones históricas, epistemológicas, económicas, políticas, sociales y culturales bajo las cuales se ha desarrollado el proceso de formación de los gerontólogos de la Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda para la atención integral, todo lo cual permitirá a través de las categorías emergentes teorizar en torno a la atención integral gerontológica que caracteriza el accionar del gerontólogo en el municipio Miranda  estado Falcón.

 

Consideraciones socioculturales esenciales sobre el proceso de envejecimiento

El proceso de envejecimiento  se define como “un proceso biofisiopsicológico, que está constituido por una sucesión de modificaciones morfológicas, fisiológicas y psicológicas, de carácter irreversible, que inicia mucho antes que sus manifestaciones den al individuo el aspecto de viejo” (Langarica,1985:4) para Anzola y col., 1994:45) el envejecimiento “es un proceso dinámico, irreversible, progresivo en el que intervienen múltiples factores biológicos, psicológicos y sociales” en ambas definiciones se evidencia la existencia de  un proceso que conlleva a la etapa de la vejez en el que se producen modificaciones en el aspecto biológico de carácter irreversible asociados a un declive funcional y cambios psicológico con implicaciones en los aspectos sociales.

Es importante señalar en función de las ideas anteriores que, generalmente la vejez se caracteriza por la progresiva disminución de la funcionalidad, entendida como la pérdida de la capacidad de realizar por sí mismo y sin ayuda las actividades básicas, instrumentales y avanzadas de la vida diaria, el incremento en la probabilidad de sufrir múltiples enfermedades; y desde el punto de vista psico-social existe mayor probabilidad de experimentar sentimientos de soledad y depresión, baja autoestima, una merma en los recursos económicos, cambios en los roles sociales y, finalmente, la muerte en las edades avanzadas, se debe principalmente a enfermedades crónicas- degenerativas, con un proceso largo y costoso para la familia, pero también costoso institucionalmente por los requerimientos humanos y materiales necesarios para las acciones de curación y rehabilitación (Langarica:1985).

Todo lo antes planteado señala cómo las consecuencias del envejecimiento individual y por ende poblacional,  impactan e impactarán a nivel general en las políticas de salud que deberán ser diseñadas para atender las necesidades crecientes de este grupo etario y a nivel institucional, indican la prioridad de diseñar acciones  multi e interdisciplinarias, cuyo perspectiva no sea exclusivamente psico-social o sanitaria y que apunten hacia un enfoque de atención integral  y complejo llevado a cabo por parte de los profesionales de la salud, especialmente por parte de los  gerontólogos, en la búsqueda que más personas puedan lograr un envejecimiento saludable y activo; acciones que operen sobre la propia persona mayor vista integralmente  y sobre  el contexto en la cual ésta se encuentra inserto.

Estas consideraciones parten de la idea que la mayoría de las personas envejecen funcionalmente sanos y cada persona experimenta su propio proceso, atendiendo a los estilos de vida asumidos y el contexto donde le ha tocado vivir. Desde la perspectiva de la gerontología como ciencia  y tomando en cuenta la visión del profesional de la Gerontología que posee la investigadora, cada adulto mayor posee potencial para vivir su vida lo más satisfactoria y saludablemente posible, potencialidades que deben ser conservadas e impulsadas mediante el acompañamiento constante del gerontólogo en conjunto con el equipo multidisciplinario de salud, abordando la realidad de la persona mayor desde los aspectos bio-psico-sociales en el entendido de la multidimensionalidad humana, a través de la planificación, diseño e implementación de acciones  científicamente fundadas  en conjunto con la persona mayor .

Ahora bien, este proceso biológico es un hecho ineludible e inevitable por el cual transcurren todos los seres; sin embargo, los significados que de este proceso tengan la propia persona y la sociedad estarán influenciados por las representaciones sociales que se conforman sobre el proceso de envejecer y la etapa de la vejez.

En tal sentido, según Moscovicci y su teoría de las representaciones sociales, la inclusión de las personas en diferentes categorías sociales y su adscripción a distintos grupos, constituyen fuentes de determinación que inciden con fuerza en la elaboración individual de la realidad social y esto es, precisamente, lo que genera sus visiones compartidas e interpretaciones similares de los acontecimientos y dentro de ello el fenómeno de envejecer y la propia etapa de la vejez.

Es decir que , el medio cultural en que viven las personas, el lugar que ocupan en la estructura social, y las experiencias concretas con las que se enfrentan a diario, influyen en su forma de ser, de actuar, en su identidad social y la forma en que perciben la realidad social. Claro está, todo esto mediado por interacción social, a través de la cual los seres humanos comparten símbolos que le permiten interpretar y actuar frente a la realidad, posibilitando con ello la acumulación social del conocimiento que se transmite de generación en generación. Estas aseveraciones relacionan la teoría de las representaciones sociales con el interaccionismo simbólico de Blumer (1969) al considerar éste último, que los símbolos y su empleo en la comunicación humana, es el resultado de un proceso de aprendizaje mediado por los aspectos socioculturales, pero que es tamizado por la capacidad de pensamiento y la elección de cada ser humano (Ver ilustración n°1).

 

Ilustración 1. Confluencia entre la Teoría del Interaccionismo Simbólico de Blummer y las Representaciones Sociales de Moscovicci

Fuente: Revisión bibliográfica realizada por la investigadora. Elaboración: Bravo: y Lamus (2019)

 

Estos conocimientos socialmente compartidos y transmitidos de generación en generación, son denominados por Moscovicci (1979:17) como representación social definida de la siguiente forma“ es una modalidad particular del conocimiento, cuya función es la elaboración de los comportamientos y la comunicación entre los individuos"; es decir, las representaciones sociales son  una forma particular de aprehender la realidad mediada por el proceso de socialización, cuya función es la configuración tanto de los comportamientos sociales como de la forma de comunicación entre los individuos en el mundo en el cual interactúa. De todo ello se desprende que la realidad y su forma de ser captada tienen un componente intersubjetivo; es decir, la forma de comprender la realidad es particular de cada ser humano.

En este sentido, puede vislumbrarse que una representación es un corpus organizado de conocimientos elaborados en colectivo a través de un proceso de socialización y una de las actividades cognitivas gracias a las cuales los hombres hacen perceptible la realidad física y social cercana, aspecto que le permite  integrarse  en un grupo o establecer relaciones en diferentes contextos; en otras palabras, son los individuos quienes a través de significados socialmente aceptados, van configurando la forma del pensar colectivo.

Desde otra perspectiva, las representaciones sociales resultan ser ante todo un producto sociocultural que condensa historia, actitudes, prejuicios, sentimientos, creencias, imágenes, relaciones, etc., que se derivan de las diversas fuentes de información disponibles, de los discursos, así como de las narrativas presentes en una sociedad y en conjunto juegan el rol de guía de la conducta del hombre como actor social.

Al extrapolar lo expresado en párrafos anteriores pudiese pensarse que los significados que los gerontólogos adscritos al SILOS  Coro poseen sobre la atención integral al adulto mayor y las formas cómo ofrecerla en el contexto laboral, aspecto que es el eje transversal de esta producción,  están permeados por: una serie de signos y significados sobre la vejez,  el envejecimiento y las formas de atención a la persona mayor, interiorizados a través de la socialización en su entorno y por tanto con sentidos diversos, por los significados compartidos a través de los proceso de formación universitaria a través del personal docente de la UNEFM; así como también convergen  los significados socializados entre los propios gerontólogos que forman parte de la institución a la que pertenecen; por los significados compartidos por el equipo de salud de los diferentes ambulatorios, los signos y significados en el marco político-legal venezolano. Toda esa serie de significados aceptados primeramente de forma individual, pero luego son transformados en nuevos significados al ser permeados por las ideas, creencias y valores personales, para ser luego transmitidos socialmente (Ver Ilustración n°2)

 

 

 

 

 

 

Ilustración 2. Confluencia de signos y significados en la atención gerontológica

Fuente: revisión bibliográfica realizado por la investigadora. Elaboración: Bravo yLamus (2019)

 

Criterios teóricos sobre la atención integral del adulto mayor, desde la experiencia de formación académica en el Programa de Gerontología UNEFM. Teorías y representaciones sociales

Se asume que estos conocimientos conformados en forma de representación social habrá de ampliarse y acercarse al sentido epistemológico de la Gerontología como ciencia y responder a través de un ejercicio profesional cónsono a ésta, el cual fue orientado, por parte de la UNEFM a través de  procesos de mediación pedagógica ofreciéndoles conocimientos teóricos-procedimentales necesarios para procurar la atención gerontológica integral al adulto mayor, que satisfaga la diversidad de necesidades de las personas mayores y del contexto particular donde habrá de desempeñarse. Todo lo anterior permite avizorar lo complejo del proceso de significación sobre la atención gerontológica integral en virtud de las múltiples aristas que le constituyen y que tienen elementos objetivos y subjetivos que impregnan el quehacer gerontológico

Las representaciones sociales en definitiva, constituyen sistemas cognitivos en los que es posible reconocer la presencia de estereotipos, opiniones, creencias, valores y normas que suelen tener una orientación actitudinal positiva o negativa del individuo hacia algo o alguien, particularmente hacia la persona mayor y los cambios biológicos que atraviesa. En otras palabras, en la conciencia colectiva se encuentran instaurados una serie de principios orientadores, reglas de conductas que son el resultado de la reflexión-internalización por parte de cada ser humano, de una sucesión de significados y símbolos transmitidos de generación en generación que la sociedad ha acordado aceptar como suyos, llamados representaciones sociales. Ellos a su vez orientan la actitud y el comportamiento de las personas al asentarse en la conciencia de cada persona. En tal sentido, según determinado símbolo-significado, cada ser humano tomará una actitud y en base a ello evidenciará una conducta.

La teoría de Moscovici es enriquecida por Jodelet, (1984) quien siguiendo los postulados de su maestro, ha trabajado las representaciones sociales y ha presentado una síntesis de la utilización del concepto. En esta perspectiva propone una definición general en la que se señala que las representaciones sociales son una manera de interpretar y de pensar la realidad cotidiana, una forma de conocimiento práctico.

Del mismo modo, hace referencia a la actividad mental desplegada por individuos y grupos para fijar su posición en relación a situaciones, comunicaciones que le interesan en el acontecer diario. Esta autora señala que en primera instancia todo proceso de representación se realiza en un contexto determinado, en el cual están presentes personas y grupos; por otra parte, también hay que pensar en la posibilidad de comunicación entre ellos, la comunicación intersubjetiva producto de la cultura personal; así como también habrá que tener en cuenta  los códigos, valores e ideologías ligados a las posiciones sociales específicas; de allí que toda representación social es representación de algo y de alguien.

Esta autora, aparte de definir la representación social,  enfatiza el hecho de que  ésta se refiere a un objeto y es producida por un sujeto que interpreta y representa, que  este objeto no es puro reflejo del mundo exterior, ya que a diferencia de la noción de imagen, a la cual engloba. Es por ello que en concordancia con lo señalado, se afirma que la realidad social es una red de relaciones mediadas por prácticas objetivas y construcciones simbólicas personales y en este marco las representaciones sociales son, por excelencia, esas mediaciones simbólicas que permiten la comunicación entre la realidad exterior e interior de cada individuo inmerso en el proceso de interrelación.

Sin embargo, a la teoría de Moscovici se le han señalado riesgos teóricos y metodológicos que es importante señalar y en este sentido ocupa especial espacio la crítica que desde la misma Psicología Social le han hecho autores como Ibáñez (1996), críticas que la investigadora comparte, quien advierte sobre el riesgo de caer en el terreno de la objetivación, ya que para él la teoría de Moscovici centra la atención en el terreno de los objetos de las representaciones y con ello a pensar a las representaciones como algo dado y no como un proceso de construcción. Para este autor, “el término representación conduce a postular la existencia de algún tipo de realidad pre-representada que da lugar a una representación, es decir, se introduce el referente de la representación” Ibáñez (1996:139).

Así mismo, señala que el concepto de representaciones sociales “es vago y ambiguo y se desliza hacia el reduccionismo cognoscitivista resultando falsa en sus presupuestos” (Ibáñez, 1996:41). Para este autor los seres humanos no pueden pensarse sólo como un constructor de representaciones, ni tampoco como representador de construcciones, sino que la relación entre las imágenes y la realidad no es una relación de tipo únicamente representacional, sino una relación de tipo constructivo en ambas direcciones y que implica el asumir esa representación y actuar en el mundo según esta representación.

Se considera que, se relaciona con el interaccionismo simbólico al resaltar la posibilidad que tiene el ser humano de construir significados a través del lenguaje; para el autor los objetos son construidos por los sujetos a través de las categorías del lenguaje, “a través de las categorías que median la forma de pensar de los individuos sobre la realidad. Las personas, viven no en un mundo de representaciones, sino en un mundo de producciones discursivas y esto implica una gran diferencia” (Ibáñez, 1996:137).

Este teórico propone, en relación al concepto de representaciones sociales propuesto por Moscovicci, sustituir el concepto de representaciones por el de producciones discursivas y de esta forma centrarse en el cómo los sujetos construyen a través de sus prácticas discursivas el objeto del cual hablan. Este autor propone centrar los análisis, no en la forma como se representa la realidad, sino en cómo se construye la realidad, es decir trasladar el estudio del objeto de la representación a los procesos de construcción.

Como se puede ver hasta ahora, no resulta fácil situarse en una perspectiva única desde el punto de vista teórico en relación a las representaciones sociales, por lo que es necesario establecer algunas precisiones y criterios en torno a lo que en este estudio se definirá como representaciones sociales y cómo ésta influye en las formas de ofrecer atención integral al adulto mayor por parte de los profesionales de la gerontología. Así en primer lugar, se sostiene que las representaciones sociales son una construcción social en la que predomina la elaboración simbólica que los sujetos hacen en su contexto de su mundo de vida en interacción con otros sujetos. En segundo lugar, que las representaciones son imágenes que concentranseñalamientos con un sentido general; y que expresan aspectos claves de la experiencia social; en tercer lugar, se trata de un proceso en el cual resultan relevantes las condiciones de producción tanto objetivas como subjetivas en las que éstas se construyen; es decir, el lugar, así como la construcción simbólica que los sujetos hacen de ese espacio y de su contexto de vida.

 

Perspectivas sobre el adulto mayor desde las versiones sociales diversas

La comunicación humana se estructura a través de un uso especializado e intencional del lenguaje. Éste se constituye como un verdadero trabajo simbólico ya que acerca lo real “lo que existe por sí mismo” a la mirada o palabra de aquel que pretende captarlo en y desde su experiencia. Lo real mediante símbolo, reúne distintos aspectos de la experiencia tanto consciente como inconsciente, lo individual y lo colectivo. El símbolo le confiere a la palabra la capacidad de poder transmitir a algo o alguien su significado.

En este sentido, mediante el lenguaje y sus usos, las personas construyen representaciones de la realidad, es decir, se estructura, entiende, interpreta, comprende y explica un mundo natural y social en términos de representaciones que re-presentan esquemas mentales y expresan la subjetividad del ser humano. Es el medio por el cual las personas como sujetos de cultura aprehenden y se apropian de hechos de la vida, del ambiente propio, de la información que circula en él, de las propias personas.

Ahora bien, tradicionalmente se ha transmitido a través del lenguaje y con ello a través de la comunicación, una percepción generalizada de carácter negativo hacia la vejez como etapa de la vida y a los adultos mayores en tanto grupo social, es decir la sociedad ha perpetuado una representación social negativa sobre la vejez y el envejecimiento, denominado por Butler(1969) como edadismo: “ mantenimiento de estereotipos o actitudes prejuiciosas hacia una persona únicamente por el hecho de ser mayor” Este prejuicio presenta tres aspectos diferenciados, aunque interrelacionados entre ellos:

·         Actitudes negativas hacia los adultos mayores como grupo, que implican una evaluación hostil de los individuos que se incluyen dentro de la categoría “viejos”.

·         Como consecuencia de lo anterior, existe una predisposición a discriminar a los “viejos” (por ejemplo, evitar el contacto con ellos, culpabilizarlos, victimizarlos, marginarlos o cualquier otro comportamiento que implique demérito), en función únicamente de su edad cronológica.

·         Por otra parte se evidencian prácticas o políticas institucionales que, a través de la elaboración de normas legales o morales, reducen las oportunidades de las personas mayores. Dichas prácticas sirven, además, para reforzar y justificar las actitudes y creencias individuales, lo que representa el cierre de un círculo vicioso de consecuencias nada favorables para las personas mayores.

 

La vejez y el envejecimiento son entonces un hecho natural que implica cambios biológicos con implicaciones marcadas en lo social; estas implicaciones se fundan en una imagen  social negativa  (representación social) que es transmitida( intencional o no)  de generación en generación a través del proceso de socialización, ocasionando que las personas en general (pudiendo estar aquí incluidos los gerontólogos), tiendan a adoptar la imagen negativa dominante en la sociedad y se comporten de acuerdo con ella.

Muchos estudios relacionados con las actitudes hacia la vejez, particularmente el realizado Navas (2011) denominada “Representaciones sociales sobre la violencia ejercida por la sociedad hacia los adultos mayores.” concluyó que la construcción de las imágenes de la violencia que la sociedad ejerce sobre del adulto mayor se hace desde la representación que sobre vejez circula en la sociedad, representación ésta que destaca, entre otras, una visión negativa soportada en un discurso discriminador y excluyente que degenera en la más evidente forma de violencia que se instituye socialmente a través de diversos mecanismos y da como resultado un problema social, cuyo origen está en las maneras como la sociedad establece las formas de relación con el adulto mayor y cuya consecuencia más palpable es la violación de sus derechos.

Estos resultados pueden permitir comprender cómo las representaciones sociales sobre envejecer, genera conductas edadistas sobre las personas mayores, sobre la sociedad en general y sobre los profesionales en particular. Una de las consecuencias fundamentales del mantenimiento de actitudes edadistas hace referencia a la utilización de pautas terapéuticas distintas en función del grupo del grupo poblacional al que se pertenezca, aun no estando justificadas tales conductas discriminatorias. Así como también discursos que minimizan a los adultos mayores comparándolos con niños, lo cual también es una forma de discriminación.

Es importante considerar que para abordar el edadismo se tienen que producir cambios en los sistemas que lo perpetúan, tales como los medios de comunicación, la cultura popular (representaciones sociales), instituciones, gobierno y en el caso específico de esta investigación deben evidenciarse cambios estructurales en relación a su visión que poseen los Gerontólogos egresados de la UNEFM del proceso de envejecimiento y la vejez y la atención que deben prestar a las personas mayores en función de los conocimientos que adquieren , los cuales son ofrecidos por los profesores del programa .

 

Mecanismos de adquisición de las representaciones sociales sobre la vejez y el envejecimiento

Los procesos de socialización, además de habilidades para el intercambio, la comunicación social y de actitudes socialmente similares, proporcionan representaciones culturalmente compartidas, modos comunes de ver el mundo y moverse en él, como bien se ha señalado en párrafos anteriores. Es decir, al aprender la propia cultura, por procesos de socialización, se adquieren las representaciones sociales que permiten predecir, controlar y sobre todo interpretar la realidad de una manera acorde con las personas que lo rodean (Moscovici, 1984:20).

Estas representaciones, que tienen un origen colectivo o cultural, son asimiladas luego individualmente, instaurándose en los más variados ámbitos del conocimiento social: todos aquellos espacios  en los que las personas necesitan compartir “símbolos” comunes para tener éxito en las interacciones dentro de un mismo contexto social, las formas de interactuar, de solucionar conflictos, tomar decisiones, en todos ellos se manifiestan las representaciones sociales sobre la realidad en la que se está inmerso. Así se adquieren muchos estereotipos sociales, en este caso sobre los adultos mayores, el envejecimiento, en el contexto cotidiano, pero también se adquieren modos de actuación profesional transversalizadas por las formas de ver y comprender la vejez y el envejecimiento entre otros aspectos.

Las representaciones sociales constituyen entonces, uno de los vehículos fundamentales para la asimilación de la cultura en sus diferentes formas, implica interiorizarla, asimilarla de forma que se termina no sólo viviendo en esa cultura, sino siendo esa cultura. Hay por tanto un doble proceso de construcción: la elaboración social de esa forma de ver el mundo y los procesos mediante los que cada ser humano asume e interpreta esa realidad, esa cultura y termina comportándose según lo significado y compartido en el imaginario social.

En el caso de la presente investigación se pudiese considerar que existe una cultura gerontológica en la que los profesionales de la gerontología comparten significados referentes a la atención que debe ser ofrecida y esta cultura es asimilada y reproducida por éstos en sus prácticas personales de atención. Sería valioso conocer  si estas representaciones sociales se ajustan a los supuestos epistemológicos de la gerontología,  si por el contrario existen otros significados sustentados teóricamente o producto del imaginario constituido que le dan una característica particular a la forma de ofrecer atención integral a las personas mayores.

La representación es asimismo un proceso relacional como se ha señalado. Es una elaboración mental que se desarrolla en función de la situación de una persona, de un grupo, de una institución, de una categoría social, en relación con la de otra persona, grupo o categoría social. Es por tanto un mediador de la comunicación social, en la medida en la que ésta se apoya sobre los objetos sociales así transformados, para inscribirlos en el sistema social como elementos de intercambio. Esta dimensión relacional, guarda estrecha relación con la forma como se aprenden los modos de atención a la persona mayor por parte de los gerontólogos , las cuales se adquieren y se evidencian en relación con los otros, pasando a formar parte de la cultura referida a la forma adecuada de comportarse, en este caso frente a los adultos mayores partiendo siempre de los esquemas mentales, de las representaciones sociales que sobre este proceso y la etapa de la vejez posean los profesionales y más allá, los docentes que participaron en su proceso de formación .

Ahora bien, según Moscovvicci, las representaciones sociales se forman a través de tres mecanismos: la información, el campo de representación y la actitud. Se habla de información cuando se hace referencia a la organización o suma de conocimientos con que cuenta un grupo acerca de un acontecimiento, hecho o fenómeno de naturaleza social (por ejemplo el conocimiento que poseen los gerontólogos egresados de la UNEFM sobre los modelos de atención gerontológica, los métodos para realizar intervenciones desde el campo de la gerontología. Estos conocimientos muestran particularidades en cuanto a cantidad y a calidad de los mismos. Por lo tanto, esta dimensión conduce necesariamente a la riqueza o no de datos o explicaciones, que sobre la realidad se forman los individuos en sus relaciones cotidianas. Continuando con el ejemplo, la cultura que comparten los gerontólogos sobre las formas de ofrecer atención a las personas mayores están mediadas por  un proceso de formación  sobre los modelos de atención, la metodología propia de la ciencia; así como las destrezas adquiridas en el desarrollo de  prácticas en el ámbito laboral, acompañadas por lo modelos de atención que  tengan no sólo los gerontólogos, sino los otros profesionales pertenecientes al equipo de salud y que forman parte de la atención multidisciplinaria que debe caracterizar la integralidad en la atención

La segunda dimensión se refiere a la representación del contenido en forma jerarquizada, variando de grupo a grupo e inclusive al interior del mismo grupo. Permite visualizar el carácter del contenido, las propiedades cualitativas o imaginativas en un campo que integra informaciones en un nuevo nivel de organización en relación a sus fuentes inmediatas: remite a la idea de imagen, de modelo social preestablecido, al contenido concreto y limitado de las proposiciones que se refieren a un aspecto preciso del objeto de representación socialmente compartido.

Al transferir esta segunda fase de adquisición se tiene que esta serie de conocimientos tanto formales, producto de su proceso de profesionalización en la  UNEFM, como las destrezas y habilidades adquiridas con el ejercicio profesional, están mediadas por las representaciones sociales sobre la vejez y el envejecimiento, en su mayoría  deficitarias, limitantes; así como por los modelos de atención imperantes en la cultura, generalmente asistencial donde el adulto mayor es receptos de cuidados, pasivo, donde la figura de autoridad es el profesional.

El último aspecto es la actitud, es la dimensión que significa la orientación favorable o desfavorable en relación con el objeto de la representación social. Se puede considerar, por lo tanto, como el componente más aparente y conductual de la representación, y como la dimensión que suele resultar más generosamente estudiada por simplicación comportamental y de motivación.

 

Conclusión

Es importante tener en cuenta que, a pesar de ser el envejecimiento un fenómeno individual, al desarrollarse en un contexto determinado sugiere la existencia de una serie de variables que influyen directamente en las formas de envejecer. Las investigadoras consideran que el envejecimiento es un hecho natural, parte ineludible de la vida del hombre, es indetenible, inexorable, irreversible, heterogéneo. Todas estas características no apuntan hacia una imagen negativa del mismo, sólo lo describen.

En este caso particular, el proceso de construcción del estado del arte de esta investigación hace énfasis en la dimensión social de este envejecimiento, dimensión que de forma marcada influye en la calidad de vida de las personas y la auto-percepción que tiene la persona mayor de sí misma. Si se tiene un significado negativo del envejecimiento y de la etapa de la vejez, si este significado se comparte entre los grupos cercanos y éste se expande hacia otros grupos como amigos, familiares, vecinos; se va instaurando una imagen social que se convierte en representación y en función de ella todos, incluyendo las personas de ofrecer atención integral destinada a este grupo poblacional. 

Develar estos significados y generar constructos teóricos que permitan comprender los procesos de atención integral gerontológica es necesario en la actualidad, a través de un proceso de generación de categorías resultado del proceso de interacción con los versionantes permitirá entender este proceso complejo y multidimensional que no se circunscribe en la oferta de servicios, sino que existe en él un sustrato  significacional que se ha establecido y que marca taxativamente el accionar de los profesionales de la gerontología.

En el caso de la presente investigación se pudiese considerar que existe una cultura gerontológica en la que los profesionales de la gerontología comparten significados referentes a la atención que debe ser ofrecida y esta cultura es asimilada y reproducida por éstos en sus prácticas personales de atención. Sería valioso conocer  si estas representaciones sociales se ajustan a los supuestos epistemológicos de la gerontología,  si por el contrario existen otros significados sustentados teóricamente o producto del imaginario constituido que le dan una característica particular a la forma de ofrecer atención integral a las personas mayores.

Pensar en este hecho que está marcando la realidad en el contexto venezolano implica reflexionar en torno a los objetivos de los procesos de atención a la persona mayor en el presente y a futuro, tomando en cuenta que estamos en un avanzado envejecimiento demográfico, fenómeno que tendrá implicaciones en las formas de atención por parte de los profesionales.

 

Referencias

1.      Anzola,  E. ,Galinsky, D. Morales, F., Salas, A. Sánchez, M.(1994) La atención de los ancianos un desafío para los años noventa. Organización Panamericana de la Salud.:

2.      Araya, S. (2002). Las representaciones sociales: Ejes teóricos para su discusión. Cuaderno de Ciencias Sociales 127. Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO): Costa Rica, Disponible en la World Wide Web: http://www.flacso.or.cr/fileadmin/documentos/FLACSO/Cuaderno127.pdf

3.      Blumer,H. (1969).SymbolicInteractionism: Perspective and method, EnglewoodCliffs, N.J Prentice-Hall

4.      Butler, R. N. (1969). Age-ism: Anotherform of bigotry. TheGerontologist, 9, 243-246.

5.      CELADE-División de población de la CEPAL (2006) L. Manual de indicadores de calidad de vida en la vejez.LCW-113 diciembre de 2006.

6.      Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) – División de Población de la CEPAL,(2009) “Estimaciones y proyecciones de población” [en línea] www.eclac.cl/celade/proyecciones/basedatos_BD.htm

7.      Ibañez, T. (1996) Fluctuaciones conceptuales en torno a la postmodernidad y la psicología. Conferencias dictadas del 15 al 25 de noviembre de 1993. Caracas: Universidad Central de Venezuela. Facultad de Humanidades y Educación. Comisión de Estudios de Postgrado

8.      Instituto Nacional de Estadística (2011) Primeros resultados del Censo 2011. Disponible en:http://www.ine.gov.ve/CENSO2011/.

9.      Jodelet, D. (1984) La Representación Social. Fenómenos, Concepto y Teoría. EnMoscovici, S. Psicología Social II Pensamiento y Vida Social (Coord.)Barcelona: Editorial Paidós.

10.  Langarica Salazar, R. (1985). Gerontología y geriatría. Editorial Interamericana. Mexico

11.  Mora, M. (2002). La teoría de las representaciones sociales de SergeMoscovici. (U. d. Guadalajara, Ed.) Athenea Digitasl,núm.2, pp. 1-25.

12.  Moscovici, S. (1979). El Psicoanálisis su Imagen y su Público. Argentina, Buenos Aires: Editorial Huemul S.A.

13.  Strauss, A y Corbin, J. (2002)  Bases de la investigación cualitativa. Técnicas y procedimientos para desarrollar la teoría fundamentada. Editorial Universidad de Antioquia. Colombia

 

References

1.      Anzola, E., Galinsky, D. Morales, F., Salas, A. Sánchez, M. (1994) The care of the elderly is a challenge for the 1990s. Pan American Health Organization.:

2.      Araya, S. (2002). Social representations: Theoretical axes for discussion. Notebook of Social Sciences 127. Latin American Faculty of Social Sciences (FLACSO): Costa Rica, Available on the World Wide Web: http://www.flacso.or.cr/fileadmin/documentos/FLACSO/Cuaderno127.pdf

3.      Blumer, H. (1969) Symbolic Interactionism: Perspective and method, EnglewoodCliffs, N. J Prentice-Hall

4.      Butler, R. N. (1969). Age-ism: Anotherform of bigotry. The Gerontologist, 9, 243-246.

5.      CELADE-Population Division of ECLAC (2006) L. Manual of indicators of quality of life in old age.LCW-113 December 2006.

6.      Latin American and Caribbean Demographic Center (CELADE) - ECLAC Population Division, (2009) "Population estimates and projections" [online] www.eclac.cl/celade/proyecciones/basedatos_BD.htm

7.      Ibañez, T. (1996) Conceptual fluctuations around postmodernity and psychology. Conferences given from November 15 to 25, 1993. Caracas: Central University of Venezuela. Faculty of Humanities and Education. Postgraduate Studies Commission

8.      National Statistics Institute (2011) First results of the 2011 Census. Available at: http: //www.ine.gov.ve/CENSO2011/.

9.      Jodelet, D. (1984) The Social Representation. Phenomena, Concept and Theory. EnMoscovici, S. Social Psychology II Thought and Social Life (Coord.) Barcelona: Editorial Paidós.

10.  Langarica Salazar, R. (1985). Gerontology and geriatrics. Interamerican Publishing. Mexico

11.  Mora, M. (2002). The theory of social representations of SergeMoscovici. (U. d. Guadalajara, Ed.) Athenea Digitasl, No. 2, pp. 1-25.

12.  Moscovici, S. (1979). The Psychoanalysis its Image and its Public. Argentina, Buenos Aires: Editorial Huemul S.A.

13.  Strauss, A and Corbin, J. (2002) Basis of qualitative research. Techniques and procedures to develop grounded theory. Editorial University of Antioquia. Colombia

 

©2020 por los autores.  Este artículo es de acceso abierto y distribuido según los términos y condiciones de la licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional (CC BY-NC-SA 4.0) (https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/).